Bandera de León

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martes, 7 de junio de 2011

La pesca en el Curueño y sus gallos.

Aguas cristalinas
La pesca ha sido, desde el los albores de la humanidad un medio para la obtención de alimento. La propia naturaleza sabiamente ha brindado al hombre el recurso de la pesca de forma generosa, regenerándose de manera natural.
A los pies de la Cordillera Cantábrica, se extiende un hermoso Valle por el que discurre el río Curueño. Hablar de este Valle es hablar de la pesca de la trucha y de sus conocidos gallos.
La vida de sus gentes gira en torno al río. Los ribereños se han criado a la orilla del río, han crecido pescando y han heredado de sus mayores esos artes. La fama de estas plumas, exclusivas de la comarca, sobrepasa los límites del Valle, inclusive fuera de las fronteras nacionales.
La trucha ha sido y es uno de los peces más apreciados tanto desde el punto de vista gastronómico como deportivo.
En León la pesca de la trucha, y su comercialización, ha sido la fuente de ingresos de muchas familias. Hace años los ríos poseían una gran densidad de truchas, por lo que esta forma de vivir no suponía ningún daño para el río.
La pesca de la trucha es una pasión que enfrenta la astucia del pescador frente a la del pez. Cuando llegamos al río nos integramos dentro del entorno natural y pasamos a formar parte de él.
Una atenta observación nos dará la pista para conocer los hábitos de la trucha. Esta es nuestra gran baza para ofrecerla una imitación de su menú. No solo debemos imitar el insecto que está comiendo, sino también su presentación y evolución en el agua.
En el pueblo de La Candana, el buen hacer y el minucioso trabajo de los criadores de gallos han dado lugar a las más puras razas de estas aves, las más conocidas son “Pardos e Indios”. Todo ello lleva a seleccionar y cruzar los mejores ejemplares para mejorar la especie.
El gallo
¿Qué es lo que hace que la pluma que crían los gallos de aquí sea diferente a las del resto? Múltiples serian las respuestas, se habla de una capa de uranio que pasa por debajo de La Candana. También de las propiedades de su agua o del peculiar clima de la zona, ya que pocas veces hace viento y cuando lo hace es muy suave, puesto que el pueblo está en un valle y a la altura de Valdepielago termina la montaña que hace el efecto de una especie de muro, lo que supone que la zona tenga un microclima peculiar. Los inviernos son muy fríos, pero secos. Lo que favorece la buena cría de los gallos. Cada uno que saque su propia conclusión, pero lo cierto es que el gallo de este Valle, es único.
Las dos variedades en que se pueden clasificar los gallos son Indio y Pardo”.
Físicamente los gallos “Indios” son más pequeños que los “Pardos”, pero estos últimos en cambio son más agresivos. Ambas razas no suelen superar los 2,5 kilogramos de peso. En cuanto a la esperanza de vida es de unos 10 años, aunque a partir del quinto año los gallos empiezan a perder calidad y dejan de ser rentables.
En cuanto a la diferencia de la pluma, la de los “Indios” es de color liso y la pluma de los “Pardos” moteada. La gama de colores de los “Indios” va desde el blanco al negro, pasando por diferentes grises; y los rojizos más o menos amarillentos. En cuanto a los “Pardos”, las distintas clases las clasificamos por el color de fondo, y sobre todo por el tamaño y forma de la "mota", conocida como penca. Otro vocablo propio de este mundillo es obra, entendiéndose por tal el tamaño limpio y aprovechable de una pluma.
Cuando se acerquen por este Valle no dejen de pescar en el río Curueño ni dejar de ver estos hermosos gallos, que tan íntimamente unidos están a la pesca de la trucha.